El hallazgo de las joyas escondidas. cap. 3. Un nuevo misterio. Primera parte
El hallazgo de las joyas escondidas. Un nuevo misterio. Primera parte
El rollo encontrado inquieta a nuestros amigos y se disponen a leerlo. No es fácil porque, como otros, está mordisqueado por las tontillas, es decir, las ratas. A Leo le encantaría pillarlas, pero no siempre lo consigue.
Hoy voy a comentar con vosotros qué son los rollos. Los que habéis leído ya El secreto de cave canem y El tesoro de los sabuesos lo sabéis muy bien, porque ya han aparecido en esos libros. Los rollos que encuentran nuestros protagonistas son cartas antiguas. Están escritas por jesuitas que vivieron en la Universidad de Deusto hace años. En una de ellas se explica la señal de CAVE CANEM.
La vamos a recordar aquí. Se trata de una carta del hermano bibliotecario.
El secreto de cave canem
“Cuando algo está en peligro, lo identificamos con esta señal”, con la señal de CAVE CANEM.
Ilustración de Jesús Delgado
Ya hemos comentado en otras entradas que el origen de esta señal hay que buscarlo entre los romanos. En Pompeya, que fue una ciudad romana muy importante, está este mosaico:
Aquí aparece el letrero: Cave canem, que quiere decir: Cuidado con el perro.
Volvemos a El hallazgo de las joyas escondidas y al rollo que han encontrado nuestros amigos. Es este:
Comienzan a leerlo despacio y a descifrarlo porque han desaparecido algunas partes del papel y tienen que suponer qué dice.
Se dan cuenta de que el cocinero escribe a su hermano. Enseguida recuerdan lo que les explicó el director de la biblioteca.
—Claro, Manuel, es lo que nos explicó el director de la biblioteca; son los hermanos jesuitas que ayudan en las tareas y pueden ser muchos.
—Sigue, sigue, Manuel, que me estoy armando mucho lío.
—Tranquilo, Leo, vamos despacio. «Te escribo estas le…». ¿Qué será? Le…, lección. No, no puede ser.
—Ya sé, es letras, como la otra vez. Lucía se acordaba de otra carta.
—Sigo: «Desde la enferm…». Eso sí lo sabemos, enfermería. Me acuerdo muy bien porque me dio miedo. Se parecía a otra donde me llevaron a ponerme la vacuna. Aquel lugar no me gustó un pelo.
Leo recuerda la visita a la enfermería porque le dio mucho miedo. Vio en un armario inyecciones y se acordó del día en que le llevaron a ponerse la vacuna: le entró EL TEMBLEQUE, solo de recordarlo.
Ilustración de Jesús Delgado. El tesoro de los sabuesos
Se dan cuenta de que el hermano cocinero que escribe la carta está enfermo y, por tanto, no podrá ir de viaje. Y ahí se encuentran con algo que les llama la atención: “La llave de las joyas escon…está bien guardada en….. cave canem, es la señal….”
La llave, la señal, todo da vueltas en la cabeza de Leo.