La piedra de los sabuesos
La piedra de los sabuesos
Ilustración de Jesús Delgado
El otro día dejamos a nuestros amigos en la guarida de los sabuesos con el abuelo, el sabueso gruñón. Leo nos contó que tenía miedo porque le confundía con su propio abuelo, con el que se peleó hace muchos años. Recordaréis que Currita había hecho un descubrimiento y por esa razón habían subido al monte, a pesar del miedo que tenía Leo. Currita había encontrado un rollo y ellos enseguida habían pensado que sería una carta. Muy pronto la van a leer:
Mientras tanto, Manuel había desplegado el rollo con mucho cuidado y lo observaba.
—¡Mirad, tiene la imagen de Cave canem, también! —observó Lucía.
—Yo he encontrado otra cosa que quiero enseñaros.
Entonces Currita separó unas ramas con sus patas y apareció una piedra lisa con dibujos.
—¡A ver!
Todos nos pusimos encima. ¡Aquello sí que era algo nuevo! ¡Una piedra rara! Tenía dos perros con las patas delanteras en alto, apoyadas en una campana o qué sé yo qué era aquello.
—Estaba allí, donde el rollo. La he sacado con la boca y la he traído hasta aquí —explicó
Currita—. El rollo lo dejé, porque estaba más seguro y si se mojaba, igual se estropeaba.
—Has hecho muy bien —dijo Manuel—. Es papel y, en cambio, esto es una piedra.
Se quedó muy pensativo. ¿Qué sería aquel signo?
Además del rollo, Currita ha encontrado una piedra. Ella no sabe qué es, pero se da cuenta de que puede ser algo importante y la guarda para enseñársela a sus amigos. Ante ella se quedan pensativos
—Son perros, yo creo que eso está claro —dijo Manuel.
—Eso parecen —añadió Lucía— y en medio hay una campana.
La piedra tenía dos perros con las patas delanteras en alto apoyadas en una campana,
como decía Lucía. A mí me parecían muy raros.
—¿Qué será esta piedra? —preguntó Timo—.
Igual es de nuestra familia.
Todos estábamos muy intrigados.
—Lo tendremos que investigar. Pero ahora
nos debemos marchar. Hay que volver a la clase y me parece, Lucía, que esta vez vamos a llegar
tarde. Tú guarda el rollo en tu escondite, Leo, y mañana lo estudiamos —organizó Manuel.
Vosotros ya imagináis que esta piedra es muy importante porque la habéis visto en la portada del libro.
Ilustración de Jesús Delgado
Pues sí, tenéis razón. El abuelo les explicará muy pronto su origen y les dirá: «Esa piedra guarda un secreto». No os cuento más; lo descubriremos juntos.
Desaparecieron a toda velocidad. Ya se conocían el terreno estupendamente y sabían volver a las colonias desde cualquier lado de la universidad. Pero nos quedaba algo difícil: llegar hasta nuestra casa con el rollo entre los dientes sin que se fijaran en nosotros.
—Vamos, Clarita, vamos con cuidado.
Y ahora te toca a ti: ¿Por dónde tienen que pasar Leo y Clarita hasta llegar a su casa?
Pista: Mira con atención el mapa de la página 7.