El hallazgo de las joyas escondidas Cap.1. Leo descubre la entrada. Primera parte

1.Leo descubre la entrada. Primera parte

>

Audio 1.El hallazgo de las joyas escondidas. Leo descubre la entrada. Primera parte

 

Os he presentado los lugares donde se desarrollan las aventuras de nuestros amigos en el nuevo libro El hallazgo de las joyas escondidas. Desde hoy vamos a ir leyéndolo y comentando las andanzas de sus protagonistas Leo, Clarita, Manuel y Lucía.

En el primer capítulo titulado “Leo descubre la entrada”, encontramos a Leo dando vueltas al enigma que se ha planteado al final del libro El tesoro de los sabuesos.

 Han descubierto el escondite, pero ¿cómo han podido meter allí el tesoro? Tiene una puerta muy pequeñita y por ella no puede entrar ninguna persona mayor. Leo no lo entiende y todo le da vueltas en su cabeza: baúl, tesoro, puerta, pequeña, entrar… Se arma bastante lío con las palabras, pero esta vez hay una pregunta que no saben responder:  “¿Dónde estará la puerta grande por donde pasó el hermano hortelano?”.

Vamos a recordar el final del libro El tesoro de los sabuesos donde se plantea esa pregunta.

Audio 17. El tesoro de los sabuesos. El tesoro encontrado

Como ves aquí se plantea la pregunta que Leo da vueltas en su cabeza. Seguimos con nuestro nuevo relato.

Clarita también está despierta.

—Leo, ¿estás dormido?

—No. Ya veo que tú estás despierta.

Mi hermana Clara tampoco dormía y eso que duerme como un ceporro. Cuando mi padre y yo llegamos por la noche después de haber recorrido todas las galerías de los libros, siempre está dormida y no se despierta. Yo, a veces, le tiro del lacito que se pone entre las dos orejas y que la muy presumida no se quita ni para dormir.

—¿Volvemos donde está el tesoro?

Ya sabía lo que le rondaba en la cabeza. Seguro que quería descubrirlo antes que yo, aunque eso no lo iba a consentir. Una cosa es que Manuel y Lucía lo averigüen y otra muy distinta es que lo haga mi hermana. Pero mi curiosidad pudo más.

—De acuerdo, vamos.

Era de noche. No había nadie por la palmera. Hasta Timo debía de estar dormido. Seguro que Manuel y Lucía estaban en su casa y no habían llegado a las colonias.

Ilustración de Jesús Delgado 

Leo y Clarita se paran a mirar la señal de los Guardianes de la Noche y a Leo le entra el TEMBLEQUE. ¿Por qué? Si has leído El tesoro de los sabuesos, lo sabes muy bien, pero, por si acaso no lo has leído, lo vamos a recordar.

Ilustración de Jesús Delgado

Nuestros amigos van a visitar al abuelo de los sabuesos. Leo tiene miedo y no se acerca mucho, pero no se quiere perder lo que cuenta. La historia se remonta a la construcción de la Universidad de Deusto donde viven la familia de los gatos y la de los sabuesos:

—Una noche llegaron unos ladrones; querían robar las maderas que estaban preparadas para construir. Un guarda cuidaba la obra, pero los ladrones eran tres o cuatro y lo ataron a un árbol mientras cogían todo. El guarda era cazador y, como conocía nuestros silbidos, se le ocurrió silbar por si había algún sabueso por el monte. Has de saber, mocosilla, que los sabuesos siempre ayudamos cuando se nos llama. Mi tatarabuelo lo oyó y toda la familia salió corriendo hacia la obra.

—¿Los cogieron, abuelo?

—Sí, los cogieron, les dieron unos buenos mordiscos y se quedaron allí, sin poder escapar, hasta que llegaron los alguaciles.

`[…]

—Mi tatarabuelo soltó al guarda mordiendo las cuerdas y desde entonces fueron grandes amigos. A la mañana siguiente, cuando el guarda le contó al jefe de la obra lo que había pasado,este le pidió que llamara a los sabuesos. Bajaron del monte y el jefe les dijo que desde aquel día serían los Guardianes de la Noche. Les dio un título y un encargo que se ha transmitido de familia en familia: Los Guardianes De La Noche Del Gran Edificio.

Desde entonces los sabuesos tienen el encargo de proteger la universidad. Todas las noches salen de ronda por el jardín y los patios. Nosotros ya sabemos que los gatos y los sabuesos realizan tareas complementarias y diferentes. Todos cuidan la universidad: la Universidad de Deusto.

Han escuchado muy atentos la historia que ha contado el abuelo. Currita trata de relacionarla con la piedra que ella encontró y le pregunta:

—Abuelo —preguntó Currita—, y ¿eso tiene que ver con la piedra?

—Claro, mocosa, ¿no lo ves? El jefe de obra dijo que para que no se olvidara nunca ese título lo iba a grabar en dos piedras: una sería para los sabuesos y la familia la guardaría para siempre. Otra se pondría en una pared del gran edificio y sería una señal misteriosa para quien no supiera la historia.

—¿Y allí está, abuelo?

—Allí está, para que todo el mundo sepa quiénes somos —dijo muy orgulloso el abuelo gruñón—. Esa piedra guarda un secreto.

La piedra “guarda un secreto”. Es lo que buscan en El tesoro de los sabuesos.  En el nuevo libro, El hallazgo de las joyas escondidas, Leo y Clarita se paran a mirar la señal de los Guardianes de la Noche y a Leo le entra el TEMBLEQUE. Ahora ya lo entendemos. ¡Seguiremos con sus aventuras!

¡Hasta el próximo día!

 

 

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *