La Academia de Platón
La Academia de Platón
La trilogía de Hermes está basada en datos históricos, siendo muy valiosos los que nos proporcionan las fuentes antiguas. En Hermes en la Academia la principal es la del propio Platón a quien le gusta ambientar sus ideas en escenarios y personajes que dan más verosimilitud a sus textos. Cuando empecé a esbozar esta novela fue mi deseo aproximarme a cómo debió de ser la Academia. Platón nos informa muy bien sobre la organización de los estudios del filósofo y nos hacemos enseguida una idea de su situación a las afueras de Atenas. Sobre otros aspectos como la biblioteca o los edificios que la constituían tenemos que intentar imaginarlos basándonos en las escasas fuentes.
Sabemos que estaba situada a las afueras del norte de Atenas, más allá de las murallas, saliendo por la puerta de Dipilon, junto al bosque sagrado de Atenea.
Podemos imaginar la Academia encuadrada en un gran peristilo rectangular, rodeado de pórticos, en uno de los cuales estaría la biblioteca. En otro lado debió de situarse el mouseion, el espacio dedicado a las Musas, donde todos los días iniciaban la tarea dedicándoles una ofrenda.
Los que vivían en la Academia se dirigían temprano al museion y cumplían el servicio religioso a aquellas divinidades que impulsaban sus mentes. El centro se había creado como un thiasos, una asociación de culto dedicado al servicio de una divinidad y en él había un santuario consagrado a las Musas. El lugar ya era santo antes de su fundación y las Musas habían ejercido una acción benéfica, pues el terreno era pantanoso y bastante malsano en su origen. Estaba apartado y solitario a las afueras del norte de la ciudad, al final de un camino recto que unía Atenas con el Dipilón, un viejo lugar de enterramiento. Platón lo había elegido por el prestigio religioso que lo rodeaba. Suficientemente alejado de Atenas y, al mismo tiempo, accesible a pie, era un remanso de paz, cercano al río Céfiso. En torno a él había muchas leyendas y varios santuarios. El conjunto estaba formado por altares consagrados a diversos dioses, como Poseidón o Dioniso, y héroes, como Akademos, de donde el maestro tomó el nombre para su centro. A su lado estaban los olivos de la diosa Atenea, de cuyos frutos se obtenía el aceite que se regalaba a los ganadores de los Juegos de las Panateneas. A los diferentes monumentos votivos, se yuxtaponía el gimnasio público con campos de deportes y entrenamiento rodeados por columnatas. En uno de ellos enseñaba Platón cuando sus lecciones eran abiertas o anunciaba alguna conferencia.
(Hermes en la Academia, p. 34)
La biblioteca tiene un papel central en su desarrollo final de esta novela. Sabemos que Platón la cuidaba y que sus amigos del Crotona, Tarento y Siracusa le enviaban libros. Conocía las obras de los poetas dramáticos y líricos, además de coleccionar los discursos más famosos de los oradores.
Por los indicios que dan algunos diálogos, podemos deducir que algunas clases eran al aire libre. He imaginado el espacio en el que Platón pudo explicar el famoso mito de la caverna, tratando de ser fiel a sus ideas.
Hermes está entusiasmado con la posibilidad de asistir a las clases de Platón. Allí encuentra el ambiente ideal de estudio y formación que desea. En el desenlace final de la novela veréis las posibilidades que se abren para este muchacho apasionado por el saber.
Datos del libro:
Marisa Amigo, Hermes en la Academia, Malas Artes, Córdoba, 2023, pp. 202. ISBN 978-84-19579-40-9. Distribuidora Azeta.
La novela se puede adquirir en cualquier librería o encargar directamente a la editorial que la enviarán rápidamente. Tlf. 662962786. www.malasartes.com
PVP: 16 euros.