La mujer, en las novelas de Hermes

 La mujer, en las novelas de Hermes

En el siglo V y en el siglo IV a. C., el papel de la mujer en Grecia era el de atender la casa y obedecer al marido. Pasaba de la tutela del padre a la del esposo. Los matrimonios se establecían entre familias conocidas y no se pensaba en el amor, sino solo en que trajeran hijos al mundo. Excepcionalmente, hay indicios de mujeres que huían de este modelo y se dedicaban al conocimiento. En la trilogía de Hermes he querido presentar algunos ejemplos en esta línea. Eurípides quizá nos dé una pista al poner en boca de Medea: “También nosotras tenemos una Musa que, para hacernos más sabias, nos acompaña”. Este indicio es probablemente una base que explica la distancia del dramaturgo con el rol tradicional atribuido a la mujer.

La protagonista de Hermes en Atenas y de Regreso de Hermes a Atenas es Olimpia, una muchacha que desea formarse, ama la ciencia y se interesa por la vida intelectual en torno a Aspasia, la mujer de Pericles. Ella fue un caso extraordinario, quizá por su origen jonio donde las mujeres tenían más libertad que en Atenas y podían formarse. Se le reconoce como intelectual y maestra en oratoria. Fue capaz de escribir discursos, enseñar y recibir en la casa a poetas y filósofos. En Atenas llevaron a cabo un proceso contra ella que, en realidad, era contra Pericles. Contra ella, como contra los filósofos, se enarboló la defensa de las costumbres y las creencias religiosas.

En la tercera novela, Hermes en la Academia, el salto temporal nos sitúa en el siglo IV a. C. donde la consideración de la mujer no ha cambiado. La protagonista aquí es Helena, hija de Teodoro, un intelectual que favorece los ritos órficos:

Le encantaba estudiar y profundizar en aquellos conocimientos matemáticos que les había iniciado su abuelo y era feliz cuando representaban en su casa los misterios. La vida del alma, el mundo espiritual, era algo muy valioso para ella, como lo era también para su padre.

Ahora la cercanía de Hermes le había abierto otro mundo. Se daba cuenta de que quería estar con él, compartir con él lo que estudiaba (p.147-148).

El eje principal que vertebra esta novela es un interrogante: ¿Es Helena Olimpia reencarnada? Hermes no lo duda:

—Helena, ¿tú crees que las almas se reencarnan tras la muerte? ¿Crees que todos nosotros hemos podido tener otra vida previa?

(…)

—Sí, lo creo.

Hermes deseó abrazarla y confesarle que se habían vuelto a encontrar, que tenía la certeza de haberla recobrado desde el pasado, que él sabía que el tiempo no era lineal porque él mismo procedía de un futuro (p. 74 y 75).

La reencarnación y la inmortalidad son temas cruciales que los protagonistas tratan de fundamentar en las creencias órficas y en la filosofía de Platón.

Hay más aspectos de interés en estas novelas sobre el tema de la mujer, pero no quiero extenderme más en esta entrada.

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