Piratas en el colegio. Cap. 5. La casa abandonada
Piratas en el colegio. Cap. 5. La casa abandonada
Ilustración de Jesús Delgado
Nuestros amigos están preparando los farolillos (Laternen) para el día de San Martín. En Alemania y en los colegios alemanes, esta fiesta se celebra mucho. Los niños hacen en las clases los farolillos que llevarán en procesión por el jardín. Nuestra pandilla ve una ocasión estupenda para seguir buscando el tesoro por lugares del colegio que normalmente no pisan. Uno de ellos es la “casa abandonada”, al lado de las viejas cocheras de los autobuses.
Los seis se escaparon de la fila y se perdieron entre los padres que estaban agolpados en aquella zona. Nadie les llamó la atención. La casa que decía Noam seguramente había estado habitada en otro tiempo. Tenía una puerta de entrada y ventanas bajas.
-¿Y si está cegada con llave? -preguntó Gabriele.
Javier agarró la manilla de la puerta para ver si se abría. Para sorpresa de todos, cedió y se abrió. Estaba muy oscuro y los seis se quedaron en la puerta observando el agujero negro que tenían delante.
Está oscuro. Se iluminan con las Laternen y empujan a Javier para entrar. Hay muchos trastos amontonados: mesas, sillas, pupitres antiguos y un armario. ¿Qué tendrá dentro?
Estaba lleno de objetos; algunos los reconoció, pero otros no tenía ni idea de para qué servían. Pudo ver una balanza, unos frascos que parecían de farmacia o de laboratorio y algo más.
-¡Un catalejo! –gritó
Todos se agolparon y se metieron hasta donde estaba Javier, armando mucho ruido. Pablo se tropezó con algún mueble pequeño y unas sillas que estaban encima se cayeron al suelo. Se armó bastante estruendo.
Salen disparados y vuelven a la procesión. Nadie les dice nada. Con la música no han oído el ruido. El hallazgo del catalejo les llena de satisfacción. ¡Han encontrado otra cosa de los piratas! Ya les falta menos para dar con el tesoro.